Miles en Francia realizan protestas violentas

Las movilizaciones surgieron de un “llamado ciudadano a bloquearlo todo”

Francia vive este miércoles una jornada de protestas y bloqueos dispersos que derivó en choques con la policía en varios puntos del país, con especial tensión en el centro de París. A media tarde, el Ministerio del Interior contabilizó 295 detenciones en todo el territorio, de las cuales 183 correspondían a la región parisina, mientras la prefectura de policía reportó el cierre total del complejo comercial Westfield en Châtelet–Les Halles y la suspensión temporal del servicio de metro y RER en esa estación por motivos de seguridad.

 

La Unión de Estudiantes aseguró que “80 mil jóvenes” se movilizaron “para hacer caer a Macron y poner fin a su guerra social y racista”, mientras que el Ministerio del Interior estimó 29 mil manifestantes en 430 acciones (273 concentraciones y 157 bloqueos) hasta el mediodía. La policía indicó además que cuatro agentes resultaron levemente heridos durante los operativos. Las movilizaciones surgieron de un “llamado ciudadano a bloquearlo todo” contra el plan presupuestario del Gobierno —conocido como el “presupuesto 2026”—, al que diversos colectivos sociales y estudiantiles califican de austeritario por recortes y restricciones en gasto público.

 

El movimiento, que comenzó al día siguiente que Sébastien Lecornu tomara posesión como primer ministro, fue rápidamente amplificado por organizaciones estudiantiles y por líderes de la izquierda parlamentaria, que reclamaron “más justicia fiscal” y denunciaron una “guerra social” del Ejecutivo. En ese marco, Jean-Luc Mélenchon (LFI) pidió que el 10 de septiembre se tradujera en una “huelga general”, con el objetivo de presionar al Gobierno en la tramitación presupuestaria, misma que ya le hizo costar al gobierno e hizo dimitir a François Bayrou.

 

En los días previos, el Ministerio del Interior advirtió que impediría bloqueos de infraestructuras esenciales, mientras que sindicatos sectoriales (ferroviarios, refinerías, limpieza) respondieron de forma desigual a la convocatoria, lo que anticipó una jornada de protestas dispares pero extendidas. El telón de fondo combina la pérdida de poder adquisitivo y el encarecimiento de la vida, con el debate sobre prioridades del gasto, la subida de impuestos a las rentas altas, la exploración petrolera y el impacto de la política exterior (Ucrania y Gaza) en el debate público.

 

París y otras ciudades: cargas policiales, cierres e incendios controlados

 

En el área de Châtelet, la policía cargó y utilizó gases lacrimógenos para impedir el avance de una columna hacia Les Halles. El distrito quedó acordonado tras los primeros incendios de mobiliario urbano y barricadas. Los reporteros en el terreno informaron de enfrentamientos y agresiones en la calle. Al mismo tiempo, la estación de trenes de Gare du Nord operó bajo fuerte vigilancia: se filtraron accesos, se practicaron controles de identidad selectivos y la SNCF confirmó la interrupción temporal del servicio por las manifestaciones.

 

En Châtelet, un incendio en la fachada de un edificio y en el interior de un restaurante coreano fue rápidamente controlado por los bomberos, después de que la policía intentara contener las llamas mientras llegaban los equipos de emergencia. Las autoridades precisaron que el fuego se alimentó por vegetación artificial. “El distrito de Châtelet está completamente acordonado”, señalaron fuentes en el lugar.

 

La protesta afectó a la actividad cultural: el Museo de Orsay cerró por completo y el Louvre mantuvo solo algunas salas abiertas. En el periférico parisino, Sytadin registró una manifestación a la altura de Porte de Montreuil, y el tráfico rodado se mantuvo inusualmente fluido (24 km de atascos a las 15:00, cerca de una cuarta parte de lo habitual).

 

En Rennes, se reportaron grandes tensiones: un autobús fue vandalizado e incendiado en la circunvalación, lo que motivó la intervención policial y la dispersión de los congregados. En Montpellier, la policía empleó cañones de agua para desalojar a manifestantes que habían incendiado contenedores frente a la estación de Saint-Roch. En Marsella, la Confederación General del Trabajo (CGT) calculó 80 mil manifestantes, cifra que la policía redujo a 8 mil. Se registraron quemas de contenedores y rotura de escaparates, y las fuerzas del orden usaron gas lacrimógeno en tres ocasiones para frenar intentos de bloqueo.

 

En Nantes, el lanzamiento de proyectiles contra la prefectura llevó a la utilización de un cañón de agua. En Lyon, la prefectura reportó manifestaciones no declaradas y altercados; el ministro del Interior dimitido, Bruno Retailleau, denunció que la policía fue “atacada con adoquines” y expresó su apoyo a los agentes.

 

En Île-de-France, el sitio de Amazon en Brétigny-sur-Orge (Essonne) fue rodeado por un centenar de manifestantes; en Étampes, cerca de cien personas bloquearon durante una hora la N20. En Charente, se reportó la destrucción por fuego de un pilar de telecomunicaciones en Barbezieux-Saint-Hilaire, y en las Ardenas se incendiaron dos vehículos en una cantera.

 

La SNCF —la empresa estatal de ferrocarriles— informó de múltiples intentos frustrados de invasión de estaciones (entre ellas Gare du Nord, Marsella y Montpellier). La línea Toulouse–Auch fue suspendida por “actos maliciosos”. En Burdeos, la marcha reunió al menos 6.500 personas y forzó cortes temporales de bus y tranvía.

 

Reivindicaciones y clima social

 

En los liceos se registraron 100 centros perturbados y 27 bloqueados (París, Montpellier, Rennes, Lille, entre otras ciudades), según el Ministerio de Educación. En París, el lycée Victor Hugo exhibió una pancarta con el lema “Taxen a los ricos”. En Cergy, la prefectura del Val-d’Oise acogió una protesta de unas 250 personas.

 

“Hay un sentimiento general de hartazgo con lo que ocurre en Francia, con el hecho de que los políticos no escuchen las urnas”, dijo Bastien, un estudiante de 23 años que marchó en Rennes.

 

En Châtelet, los congregados corearon “¡Aquí estamos!”, mientras que en la Gare de Lyon un grupo de ferroviarios avanzó entre fumígenos con carteles provocadores.

 

Desde la mañana, el ministro del Interior dimitido, Bruno Retailleau, calificó la convocatoria de jornada “secuestrada por el movimiento ultraizquierdista, apoyado por el movimiento Insoumis”, y denunció la presencia de “grupos experimentados, móviles, a menudo enmascarados… el ADN de la extrema izquierda”. En París, la prefectura cerró el centro comercial Châtelet–Les Halles ante llamados al saqueo en redes sociales.

 

bm

 

Con información de Excélsior.

 


 

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