¡Ganar o morir!
Y paramos en Italia 1934, la segunda Copa del Mundo, la de las primeras eliminatorias, incluso el país anfitrión tuvo que eliminarse (Italia vs Gracia); la primera en la que participa Alemania, la primera que inició con octavos de final y no con fase de grupos, la primera en la que el país y vigente campeón mundial (Uruguay) no asiste, esto por no ir a un continente donde algunas federaciones le "hicieron el feo cuatro años atrás" -y por cierto-, primera a la que no asiste México tras ser eliminado por Estados Unidos en fase de clasificación.
La 'bota' estaba lista para su primer fiesta futbolística, pero el más interesado era el fascismo comandado por el político, dictador, e incluso periodista, Benito Mussolini 'El Duce', quien presionó para lograr este máximo evento, mismo que entre polémicas mandó al anfitrión hasta la final, un trayecto con goliza a estados Unidos (7-1) en octavos; más tarde dejó dos partidos de terror de cuartos de final entre Españoles e Italianos que tras haber empatado a uno y dejado al mítico arquero español Zamora lesionado junto con otros 6 jugadores, dos día después se realizaba un desempate donde avanzaría la 'Squadra Azzurra'.
En etapa de semifinales los Italianos vencieron a Austria por la mínima con un complaciente arbitraje del sueco Ivan Eklind, mismo que en la otra llave que enfrentó a Checoslovaquia y Alemania fue visto en el palco de honor del Estadio Partido Nacional Fascista al lado de 'El Duce'; dicen algunos que solo hablaron de tácticas militares, no obstante para la final que enfrentaba a Checos e Italianos el silbante sueco fue el elegido; un cotejo que desde el 72' ganaba la visita, pero al 85' empataba el ítalo argentino Orsi.
Cuenta la historia que Orsi era muy amigo del portero checo Planicka y que éste sabía lo que pasaba si perdían sus rivales, por lo que la amistad y la respiración que oxigena el cerebro, permitió el empate, más tarde en los tiempos extra la 'Tricolore' finiquitaba el trámite con gol de Schavio venciendo 2-1 a los Checoslovacos, por lo que entre el bochorno, la injusticia y una alegría acompaña de una profunda exhalación; los comandados por el estratega Vittorio Pozzo y jugadores emblemas como Guissepe Meazza o el meta Gianpiero Combi celebraron más que un campeonato, celebraron el "ganar por encima del morir".
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